jueves, 20 de mayo de 2010

Robots Enjaulados

No hay humedad en este bosque,
Fierros y cemento, ruido demencial
Golpes de hachas y sangre agitándose,
Si tan solo lloraran...
De pronto en la inmensidad del frío metálico
Una voz artificial reza en su cadalso
Un fantasma de hombre se oculta en el regazo
Pesadilla de su huésped ataviado de cadenas.
Cadáveres, cadáveres, pedazos de niños cubiertos de recuerdos
Padres rotos, ciudades sin fin ni principio, un automóvil ardiendo.
Funerales en la noche, deudos intentando rescatar algo
De ese reciclaje automático, desde los siglos de los siglos,
Flores inútilmente mutiladas.
No puede haber algo tibio en el reverso de las ruinas
Agolpándose siquiera como ligeras siluetas
Remembranzas de viejas películas o cuadernos añosos.
El mundo partió sin dejar recuerdo, y acá sólo escarban
Sus huesos royendo hasta la última partícula de carne.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Un juego de adivinar

Esto es un juego de adivinar
De adivinar que hay a través de los días ciegos
Que enmudecen sus sentidos por quererte contemplar
Por retener el acento que el silencio tuyo no deja que brote.
De adivinar si esto es un juego de sombras
De provocaciones al final de la tarde
Cuando nadie reconoce sus caminos y las miradas se entrecruzan agotadas.
Porque nada impide descubrirnos y aún así nos esforzamos por negarnos
Por caminar lentamente en la infinitud de un tiempo prestado
En el que mis segundos se agolpan a los tuyos eternizándolos.
Adivino una respuesta, el último día de este mundo
Cuando perseguidos las vidas se entreguen a sus sombras
Cuando ya no haya motivo imaginado porque ya no habría ni tiempo ni lugar
Cuando el azar sea lo único posible
Y tras ese juego de adivinarnos en el ocaso
El mundo se parta mientras nos abrazamos
Y un nuevo cielo nos cubra de su renovado ímpetu.
Este juego, de guiños que se ahogan,
Que hunden luego su carga de deseo en el rabillo del ojo,
Puente abismal que lo mismo pueden llevarnos al contacto o a callar
Este juego que nos cansa, este tesoro escondido en el borde del absurdo
Nos invita a mirarnos una vez más, y otras tantas,
Para reconocernos al final del día, exhaustos,
Siendo un extraño reflejo en una mirada desconocida.