miércoles, 2 de noviembre de 2011

El revés de los símbolos

El cielo esconde su silueta
Mujeres arrodilladas vuelven al Padre
Y su demonio sabe por qué, por qué caminos
Han trazado su búsqueda en las noches.
La pieza se entreabre
Escapan los cuerpos anudados a las sábanas
Y allí tienes las nubes abrazadas
Amándose sanguinolentas en un abrir y cerrar de ojos
Entumecidas en el atardecer lento de nuestras reliquias.
Yo he amado, he desfilado ante el Calvario
He mirado de revés los símbolos, he escuchado las llamadas
Y he atendido cada gesto profano
Que alguna llave ha abierto para mi en la tempestad.
Y aun así se esconden los anversos, las caras desgarradas
Los senderos entre los crucifijos y los monstruos de sus moradores
Y los ángeles que se desperdician al fondo de los pozos
Ahogados en la podredumbre de un día repetido.
Oh, no hay pérdida, no hay retiro, asilo ni partida
Como ese círculo de abominación triturando almas
Arrastrándose entre los juzgadores y los santos
Entre todos los corrompidos y sus hijos
Porque nadie sabe quién es juzgado
Y levanta el martillo al terminar.
Nadie conoce su verdugo
Hasta que su sangre se fuga entre sus pies
Para volver a correr hacia la cumbre.
Si, constreñidos, enfermos, impotentes,
No hay voces que oír antes de callar
Sólo un retazo, una pista del revés del cielo reencontrado
Perfilando su mazo, cediendo ante la muerte
Para cerrar la fiesta terrible del amanecer ante su tumba.

lunes, 31 de octubre de 2011

La iglesia de piedra

Cobquecura, Chile

Perpetuando los surcos
de la helada noche desplegada en los párpados
robando a la tierra rastros milagrosos
ánimas entre las olas y los muertos
yendo y viniendo sobre sí mismos
como el regreso del padre a su guarida solitaria.

Porque con la venia del señor
sus vidas fueron cercenadas
y abierto nuevos surcos, nuevas figuras en las rocas.

Y el peregrino que arrecia con la alta marea
bajo los espinos y el sol de medianoche
contra el silencio y el abandono
de los diversos círculos que cierran las aguas:

al fondo, al fondo de las marcas
niños, hombres y mujeres devorados
sombras contra los túneles de sombras
peces dibujando cruces, fantasmas persignándose
en el reflejo salado de su espejo,

los caminos que se fugan a la profundidad del mar
abriéndose paso entre las frías rocas
como el último suspiro
del entumecedor abrazo de la madre en su hogar abandonado.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El pais de las certezas

¿Tenían forma estas paredes
Antes de la fuga de tu cuerpo?
¿Y sus calles mezclaban debidamente la tierra
Con el trazo de espejo que tu suerte esculpió?
Dios, no nos acompañes, le dijimos.
Agitados entre microbuses y carruajes
La luz serpenteaba como pámpano en la bruma
Yo me escondí de ti y la isla naufragó
Desconsolada contra un mar de desterrados.
La población siempre aguarda, sus calles sucias
Su temor mezclado del vino de la fiesta
El río muerto que algunos aun llaman Andalién
Y que poco antes fue Mapocho, Rahue o El Leteo, que más da.
Siempre los cadáveres se avizoran al despegar la tarde
Y los peces esparcen su semilla afrodisíaca
Bajo los sauces matutinos.
No lo esperemos, no nos llevará su corriente a ningún reino
Ni su huella marca el signo de algún ángel.
La bella Kalapa existía frente a tus ojos
Y yo la vi palidecer, sanguinolenta, ante las cruces.
Fuego, sagrado fuego fatuo de las calles
Los pasajes mugrientos que nos regresan el alma
Los pasadizos y plazas vacías, los niños ahorcados en sus cimas
Las aves cazadas, los edificios, los terribles y grises edificios.
Esperemos algo más de esta guarida, de este refugio al fin del mundo
Porque no habrá para mi más consuelo que sus ruinas
Y la alegría del viento marino, y esta risa, y tus juegos de infancia.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Sin corazón

Ayer desperté sin corazón
Asomado a mi brazo, retorcido en mis entrañas
Y mi boca hablaba sin hablar, de muchas cosas sin palabras, mudas,
Mientras mis ojos se perdían en lo profundo
En el profundo nudo de su desnudez.
Tenía el ligero presentimiento de haberlo vivido antes
Cuando tomé sin más mis brazos caídos
Mordí mi oreja y lamí mi frente
Pero después de caminar sobre mis ancas caí
Caí precipitadamente sobre la calle, en pozos sin fin ni principio.
Cerré todos los poros abiertos como grifos
Lancé mis agallas al mar para que regresaran a mi bilis
Y dios sabrá porque lo hice, lancé mi genitales al aire
esparciendo su semilla por el mundo.
Descubrí cuan importante es la armadura
Cuanto sentido tiene el hueso en la carne, la carne en la piel
Cuanta fuerza tiene la piel como límite arbitrario
Entre los muchos senderos que pueblan la tierra.
Pliegues de venas se intentaban arrancar
La sangre pintaba de negro los salones engalanados
Y al final del día, al final de esa migaja del tiempo
Desplegué todas mis alas endiabladas y con el pellejo a cuesta
Volé, despegué como un gusano alado, un murciélago sarnoso
Con nada más que un vacío de aire envenenado
Que había pujado largamente por salir.

Dedicación Exclusiva

En definitiva
No se trata de cegar completamente las ventanas
De despedirse sin más del cerebro y sus recovecos
Sino consumirse de modo absoluto y abstracto
Por unos momentos siquiera
En detrimento de todo menos de la vitalidad.
Porque si llegara el fin de día,
Si se cerniera la noche como un sucio manto deshauciante
Apesadumbrado, colérico como un retroceso
Pues bien acabaría todo por el suelo sin venderse.
Mas bien se trata de caminar un túnel, sin luz ni sombra
Asomarse a veces al espejo, eso si, quien no,
Pero nada más, ni respirar ni pensar
Planificar si, para después de muerto
Para después de la resurrección
Cuando por fin sea posible exhalar y reírse un poco del trajín,
Antes que vuelva, eso si, recordarlo,
Que ha de volver, si que mejor
Aprovechar los segundos.