viernes, 23 de marzo de 2012

Cliché de un día desierto

Camino, sin piernas
En el cliché de un día desierto
En la monserga de un equinoccio maldito
En la avenida de las frases inconexas.
Tapizo de arcoíris mis tumbas
Alegría en la podredumbre
Que al solo decirse encierra toda inmundicia
Posible de entregar en códigos arcaicos.
Hablo mientras rezo y recuerdo
Y olvido solo en palabras, solo “olvido”.
Mirando adentro de lo adentro de lo idéntico
Alguien dice que el sol es solo eso, tres letras que iluminan,
Dos ocasiones puede ser tanto las amadas como las perdidas
Que la pausa es un silencio, un dispositivo de ausencias
Y nada puede frente al hambre del gusano y su voz devoradora.
Digo que va sin sombra una mujer por su deriva
Y las tormentas sin cesar de golpe a través y de revés
Porque si no atrapara algo, por decir siquiera algo,
No podría estar frente al lago y su reflejo suicida,
Al tormento de la disgregación, de su coraza turbia y bautismal.
Digo lo que una frase escuda en un beso subyugado
En la apariencia de un paseo fatuo por la ciudad
Las imágenes descolocadas de una vida siempre artificial
Y por eso capaz de oxidar de temor los cables y la carne.
Por eso llamo y obscenamente requiero torturar el tiempo de los signos
Para acurrucarme junto a ellos como el horror a su víctima
Y esperar la bendición del silencio inenarrable
Al final de la tarde, junto al cliché de un día abandonado.