El puerto, a oscuras,
cierras sus brazos sobre ti
Y hoy, puedo decirte, que te amo, a secas, en el horizonte que naufraga,
En el humedal de las calles aciagas, repletas de muertos
Ahogados antes el sol que penetra a tientas desde el
infierno que nos ata.
Atravieso con mis dedos el abismo de tu cuerpo desbordado
Nadando hasta la orilla de mis sueños invernales
Mirando como volcanes
nevados esparcen su semilla en un duelo compartido
Una fumarola sobre el estigma de la resignación,
Para decirnos, mirándonos a los ojos,
Que el deseo quiere volcarse sobre este mundo desde el
nuestro.
Puerto Montt es una sonrisa a medias entre las distancias
que migran
Mientras alguien cierra la puerta, entreabre nuestros
sentidos, para aceptarnos en sus huellas:
El placer, ese sabio secreto, esa extraña complicidad que
ameniza la agonía
Y nos acerca al cruce fatal, a las líneas que nos repiten su
extraviada contraseña.
Mirando al sur y sus
vestigios no puedo divisarte, tal solo presagiarte, al otro lado de la noche
En las siluetas de las islas, en los senderos perdidos en la
encrucijada del mar,
En el vaivén de las olas que se pierden a los pies del mundo
Como un testimonio ciego, ad portas de la consagración.
2 comentarios:
!Hola,Andres!
Llegara el día que alunizara el momento perfecto, volaremos alto sintonizando con el vortice, convirtiéndonos en sus nuevos creadores.
Espléndido. Muchos besos.
Así sea. Gracias. Saludos
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