La piel se estira como un sueño sobre nuestros seis ojos
Ni dios pagano ni imagen fantasmal, la realidad quebrada de
los párpados
Sobre su silueta decorada de risas y lluvia.
Amanece en la espesura de nuestro hogar
Cuajando canciones con su cliché dulce amargo
De nostalgia, de lugares comunes, de caminos en la selva humedecida.
¿Donde partirán el beso de la mar y su alma cuando las noches,
como hoy,
Cierren de golpe todas sus puertas?
¿Dónde brotaran los surcos viscerales, botes encallados,
Viejas trincheras esperando una guerra intangible,
Porque brota desde la carne y la bruma?
Éramos presagio y rito de partir
Comulgando este desencuentro entre llagas de medianoche,
El viento es una mujer escondida y la noche su sitial hecho
trizas.
Armando cada día el puzzle demencial
Caminando sobre cadáveres que respiran
Sobre perros degollados que esperan a sus amos,
Calles desvanecidas, manos sin dedos para tocar el piano que
arde.
¿Dónde parte este barco de piedra, esta escalera sin
armadura
Sin cielo que doblar?
¿Dónde anida este espejismo de voces negras que describen
cruces
Y piras funerarias sobre la isla que nos refugiará?
Pobres muertos que somos los vivos
Buscamos entre rocas las sucias migajas que nos arrojan desde el cielo.