martes, 22 de diciembre de 2009

Amenaza: Pronto lanzamiento del poemario “Patéticos Amaneceres”

Tras un breve peregrinaje, me he detenido y he decidido publicar un libro de poemas. Las razones que me llevan a ello son muchas, como otras tantas rechazan tal atrevimiento, pero lo que puesto la balanza en contra del poeta inédito ha sido la necesidad de pacificar mi angustia de perpetuo corrector. A lo largo de los años he escrito muchos poemas, la inmensa mayoría un fiasco que han terminado en la basura o en algunos cuadernos que seguramente rayaran más diestramente mis hijos con sus primeros dibujos. No obstante, los pocos que he rescatado los he puesto sobre la mesa como si de extraños seres se trataran y los he seccionado hasta que de ellos no brota más que la inmundicia.
De lo dicho se desprende una paradoja evidente: pese a mi esfuerzo jamás me serán completamente extraños esos poemas. Así, cada vez que enfrentando a sus defectos los pulo poseso del afán del artesano, creo estar atentando no contra el poema, sino eso otro que fui y que agitado por otras olas naufragó con su maldición de versos. Y ese vaivén me cansa, no me motiva sino más bien me ahoga y repugna.
El desdoblamiento del creador me angustia a veces, esa conciencia, tan humana, más si debo ser corregido y corrector, insulto y eco, creador y destructor. En ocasiones, intento subsanar la contradicción con la lectura de verdaderos escritores, para escapar de mi miseria, empaparme de sus visiones y así auscultar más certeramente las mías, pero bien sé que soy un pésimo lector y que los pocos libros que he leído casi nunca los termino. Mi aislamiento vital, a su vez, me han privado de la sabia crítica de un poeta o lector.
Empezaré con una edición en internet en formato pdf, con los 21 poemas que hasta el momento he seleccionado. El primero de ellos lo escribí hace más de 10 años y el último hace unos pocos meses. Creo que a fin de año estarán en condiciones de ser subidos a mi página en internet, donde ya han sido expuestos varios de ellos. Ahora bien, si alguna vez el Derecho es capaz de colocar unos cuantos panes en la mesa de mi hogar, efectuaré una publicación “física” autoeditada con un tiraje menor, lo bastante como sentir la satisfacción de tenerla entre mis manos y, luego de haber calmado ese prurito del ego, lanzarlos al fuego familiar a la luz de las estrellas.

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