domingo, 25 de septiembre de 2011

Sin corazón

Ayer desperté sin corazón
Asomado a mi brazo, retorcido en mis entrañas
Y mi boca hablaba sin hablar, de muchas cosas sin palabras, mudas,
Mientras mis ojos se perdían en lo profundo
En el profundo nudo de su desnudez.
Tenía el ligero presentimiento de haberlo vivido antes
Cuando tomé sin más mis brazos caídos
Mordí mi oreja y lamí mi frente
Pero después de caminar sobre mis ancas caí
Caí precipitadamente sobre la calle, en pozos sin fin ni principio.
Cerré todos los poros abiertos como grifos
Lancé mis agallas al mar para que regresaran a mi bilis
Y dios sabrá porque lo hice, lancé mi genitales al aire
esparciendo su semilla por el mundo.
Descubrí cuan importante es la armadura
Cuanto sentido tiene el hueso en la carne, la carne en la piel
Cuanta fuerza tiene la piel como límite arbitrario
Entre los muchos senderos que pueblan la tierra.
Pliegues de venas se intentaban arrancar
La sangre pintaba de negro los salones engalanados
Y al final del día, al final de esa migaja del tiempo
Desplegué todas mis alas endiabladas y con el pellejo a cuesta
Volé, despegué como un gusano alado, un murciélago sarnoso
Con nada más que un vacío de aire envenenado
Que había pujado largamente por salir.

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