miércoles, 28 de noviembre de 2012

Ad portas



El puerto, a oscuras, cierras sus brazos sobre ti
Y hoy, puedo decirte, que te amo, a secas, en el horizonte que naufraga,
En el humedal de las calles aciagas, repletas de muertos
Ahogados antes el sol que penetra a tientas desde el infierno que nos ata.
Atravieso con mis dedos el abismo de tu cuerpo desbordado
Nadando hasta la orilla de mis sueños invernales
Mirando como  volcanes nevados esparcen su semilla en un duelo compartido
Una fumarola sobre el estigma de la resignación,
Para decirnos, mirándonos a los ojos,
Que el deseo quiere volcarse sobre este mundo desde el nuestro.
Puerto Montt es una sonrisa a medias entre las distancias que migran
Mientras alguien cierra la puerta, entreabre nuestros sentidos, para aceptarnos en sus huellas:
El placer, ese sabio secreto, esa extraña complicidad que ameniza  la agonía
Y nos acerca al cruce fatal, a las líneas que nos repiten su extraviada contraseña.
Mirando al sur  y sus vestigios no puedo divisarte, tal solo presagiarte, al otro lado de la noche
En las siluetas de las islas, en los senderos perdidos en la encrucijada del mar,
En el vaivén de las olas que se pierden a los pies del mundo
Como un testimonio ciego, ad portas de la consagración.

2 comentarios:

Cristal_Azul dijo...

!Hola,Andres!

Llegara el día que alunizara el momento perfecto, volaremos alto sintonizando con el vortice, convirtiéndonos en sus nuevos creadores.
Espléndido. Muchos besos.

Andrés A. J. dijo...

Así sea. Gracias. Saludos