viernes, 28 de octubre de 2005

La monstrua

(un breve relato que escribí hace unos días)

Al pararse frente a ese cuadro de Carreño de Miranda quedó perplejo. Desde adentro, una niña obesa lo miraba pasmado. Sus ojos le seguían donde fuere y por mas que mirara a otro lado, esos ojos clavados en el rostro regordete lo espiaban sin piedad. Por unos momentos observó los detalles de la pintura. Sin embargo, pese a ser lo central de la obra, esa jovencita le molestaba y aunque hubiera podido irse sin más, siguió buscando las razones de ese sentimiento.
Al detenerse en su vestido el recuerdo de un lejano tiempo lo empezó a acosar. De pronto apareció en plenitud: un día de campo en la hacienda de sus abuelos. Un día soleado, hermoso. Estaba jugando a la pelota cuando un grito lo desconcertó. Una chancha enorme era llevada por sus tíos y primos para matarla. Recordaba acercarse a ellos y ver el instante preciso en que el animal era degollado. Quedó impactado. Y al volver sobre el cuadro, se sintió avergonzado de relacionar esa situación con ese cuadro que tenía adelante. “El mantel donde comimos ese día era de un género parecido al del vestido” se dijo para engañarse. Siguió mirándolo otro rato y comenzó a pensar en su propia gordura, en las dietas, en la nutricionista y todo cuanto tenía que ver con sus problemas de obesidad. Se sintió ultrajado, asqueroso. “Ojalá llegue el día en que esté de moda estar pasado de kilos” pensó.
Cuando pasó al cuadro de la Monstrua desnuda se sintió ridículo. ¿Cómo unos cuadros podía motivar esos pensamientos, traerle a la memoria cosas de las que justamente en esos instantes quería olvidar? Rió nerviosamente al detenerse en los detalles del cuerpo de la retratada. “¿Seré digno de un cuadro?” se preguntó. Cuando ya caminaba hacia otra pintura se despidió mentalmente de la gordita desnuda e ideó una manera realmente hermosa de recordar esa experiencia: comería en su honor esa noche todo lo que no debía.

1 comentario:

Antonio Illán dijo...

La Monstrua está ahora en una exposición en Toledo, España. Me ha encantado tu ensoñación sobre el cuadro. Iré de nuevo a verla yme acordaré de ti.
Saludos toledanos.